
Desde la
Antigüedad , los músicos aprovecharon el lenguaje colorista
para traducir sus conceptos abstractos; de hecho, son múltiples los préstamos
semánticos que un arte ha hecho al otro. El color, croma entre los
griegos, es una palabra que se utiliza como equivalente de timbre. El adjetivo
brillante, una cualidad indiscutible del color, es empleado por los músicos en
el sentido de nítido.
El oido humano puede llegar a captar frecuencias entre los 20hz hasta 20.000hz. Y en realidad, lo que nosotros diferenciamos con claridad son los sonidos con 1hz de diferencia respecto a los demás. Por este motivo toda la música nace a partir de la escala cromática.
En este gráfico aparecen las notas de la escala cromática y la frecuencia que produce cada nota:
Dentro de este debate los románticos se interesaron en las afinidades y discrepancias existentes entre las dos disciplinas. Músicos de la talla de Wagner relacionaban el color con la expresión musical, y Chopin decía que la lógica de sucesión de los sonidos, que él describía con un término extraído de la física del color,reflexión aureolar, era un fenómeno análogo a las reflexiones de los colores.
Las
fronteras entre la música y la pintura se difuminaron todavía más en el
Romanticismo, cuando se avivó la pasión por el cromatismo y proliferaron las
composiciones del tipo pintura musical o música de programa, en las que se
toma como base una representación extramusical, frecuentemente pictórica,
narrativa o poética, y ésta queda descrita en los programas de mano que se
reparten entre el público.
Henri Matisse era violinista, lo mismo que Paul
Klee. Este último opinaba que la música y la pintura vivían en épocas distintas
y, por lo tanto, eran artes desfasadas. Dado que la música ya había resuelto el
problema de la abstracción en el siglo XVIII, la pintura tendría que comenzar
por el barroco y superar la confusión que trajo la música programática del
siglo XIX.
![]() |
cuatro estaciones, de J.Itten |
Otro maestro de la Bauhaus , colega de Kandinsky y de Klee, Johannes Itten, crearía un sistema dodecafónico, dividido en colores calientes para las quintas y en colores fríos para las cuartas. Como se ve, muchos pintores encontraron en el lenguaje musical la descripción exacta de sus imágenes coloreadas, sobre todo aquellos simbolistas que buscaron crear un cuadro sin ningún objeto reconocible en él; lo que ocurre también viceversa. Como anécdota al tema se puede mencionar el ambicioso proyecto de Henri Lagresille, llamado método de Lagresille en su honor, que trata de traducir obras maestras de la música clásica en cuadros de color, asignando equivalentes de estos a ciertos acordes y movimientos musicales, que hicieron de una tocata de Bach un espléndido mosaico multicolor de suaves celestes y fuertes púrpuras.
En el siguiente video, se representa mediante un sonograma animado, la suite nº 1 para cello de JSBach
No hay comentarios:
Publicar un comentario